La antártica y su nueva forma de deshacerse del plástico

La carrera por mejorar la situación de nuestro planeta no se detiene, es por esta razón que científicos alrededor del mundo han trabajado en encontrar una forma de mitigar la contaminación causada por el ser humano, enfocándose -en muchos casos- en los residuos plásticos PET.

En nuestra nota anterior, “Experiencias internacionales y nacionales con ecoladrillos”, comentamos en el año 2020 se produjeron 367 millones de toneladas de plástico, de los cuales el 75% termina en la basura. Esta gran magnitud de consumo y el histórico mal manejo que hemos tenido al deshacernos de él, han hecho que el material se haya acumulado en vertederos y se encuentre contaminado océanos.

Es por esto que investigadores del Instituto de Ingeniería Biológica y Médica de la Universidad Católica, junto a la Universidad de Leipzig de Alemania, se han esforzado por encontrar una solución adicional al problema: enzimas antárticas.

Un catalizador natural

Para comprender el funcionamiento de las enzimas sobre el plástico, tenemos que entender que estas están siendo consideradas como un potencial biocatalizador.

Los catalizadores cumplen con la función de acelerar o reducir la velocidad de una reacción química, dependiendo del propósito que se persiga. Esta es la forma en que las enzimas actuarían sobre los desechos plásticos.

Imagen de enzima que degrada plástico en océanos Antárticos.

Los científicos han podido trabajar con varias de ellas que son capaces de lograr la biodegradación del polímero, en particular de los residuos plásticos denominados PET, para así reducirlo a productos que pueden ser reutilizados para el tratamiento de plástico nuevo.

No obstante, los resultados de esta nueva investigación permitieron identificar una enzima encontrada en la Antártica que degrada el PET a una temperatura ambiente (25°C) con la misma eficiencia de un reducido número de enzimas, en otros lugares del mundo, que también realizan esta labor.